¿Has oído hablar de Frederick Banting? ¿Y de Charles Best? Fueron los científicos que en 1922 descubrieron la insulina, hormona que permite el tratamiento de la diabetes. Hoy, en el Día mundial de la diabetes, te explicamos como el fortalecimiento muscular nos ayuda a combatir dos de los principales problemas de la sociedad actual: la obesidad y los problemas metabólicos derivados como la diabetes.
La importancia del músculo en nuestro organismo
La función de los músculos en nuestro organismo va mucho más allá que simplemente facilitar el movimiento. Actualmente, disponemos de pruebas suficientes como para afirmar que los músculos desempeñan un papel crucial en la salud del metabolismo. Unos músculos débiles o atrofiados, junto a un elevado nivel de grasa corporal, son los principales factores para desencadenar una disfunción metabólica compleja. En las sociedades occidentales como la nuestra, la incidencia de este tipo de desorden entre los individuos que presentan una predisposición genética se está convirtiendo en un fenómeno cada vez más común. Y es aún más grave constatar que se da en grupos de edad cada vez más jóvenes. El fenómeno, conocido como “Síndrome X” o “Cuarteto fatal”, hace referencia a la coexistencia de diabetes mellitus del tipo II (diabetes adquirida), hipercolesterolemia (niveles elevados de colesterol), hipertensión (presión arterial elevada) y adiposidad (obesidad).
La principal causa: una mala alimentación y un esfuerzo muscular insuficiente
Una alimentación inadecuada, consumida frecuentemente en excesiva cantidad, junto a una carencia de esfuerzo muscular, están incrementando el sedentarismo y el número de personas con obesidad. El sobrepeso acelera el desarrollo de problemas asociados como el desgaste natural de la columna y de las articulaciones y puede, al mismo tiempo, desencadenar desórdenes metabólicos insidiosos, que a menudo pasan desapercibidos durante muchos años, pero que pueden tener consecuencias fatales. La presencia prolongada de unos niveles elevados de azúcar en sangre, combinada con una presión arterial alta, puede causar daños severos a los órganos y a los vasos sanguíneos, con lo cual se incrementa el riesgo de sufrir desórdenes circulatorios, derrames cerebrales o dolencias cardíacas coronarias de gravedad e infartos.
El resultado: la resistencia a la insulina muscular
La diabetes mellitus de tipo II provoca que células musculares se insensibilicen progresivamente a la insulina. La insulina, secretada por el páncreas, controla el nivel de azúcar en la sangre y garantiza que la glucosa sea utilizada por los músculos, o bien, cuando no existe esfuerzo muscular, sea almacenada como glicógeno. Pero el exceso de glicógeno se almacena en forma de lípidos. Cuando los músculos se vuelven menos sensibles a la insulina, el organismo se ve obligado a producir una mayor cantidad de insulina para mantener este sistema de control y, si este desequilibrio se prolonga, el páncreas deja de funcionar y enfermamos.
La solución: entrenamiento de fortalecimiento muscular orientado a la salud
Si ejercitamos los músculos hasta llegar a la fatiga y controlamos la dieta, podremos controlar el problema. Al contrario de lo que sucede si nos basamos exclusivamente en la medicación, estos dos factores ejercen un efecto duradero sobre la actividad metabólica de la célula muscular. Esto se debe a que la enfermedad se localiza, primordialmente, en los músculos, de modo que la rehabilitación muscular tendrá, inevitablemente, un resultado beneficioso. El entrenamiento de fortalecimiento muscular orientado a la salud tiene un efecto positivo en nuestro metabolismo: incrementa la sensibilidad a la insulina de los músculos, disminuye la presión sanguínea sistólica y diastólica, mejora la tolerancia a la glucosa y reduce el tejido adiposo. En otras palabras, un cuerpo bien entrenado no sólo regenera nuestro aspecto externo, sino que también nos hace ganar en salud.
