Nutrición saludable

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Nuestro cuerpo al realizar ejercicio físico se nutre de nuestra alimentación como combustible.

A la hora de hacer una dieta, si ingerimos menos calorías de las que consumimos, perderemos grasa, pero también músculo.

Para perder peso de una forma sana y equilibrada, sin perder masa muscular, lo ideal es combinar la dieta, el ejercicio físico cardiovascular y el fortalecimiento muscular.

Nuestro cuerpo al realizar ejercicio físico se nutre de nuestra alimentación como combustible. Al equilibrar lo que comemos, lo que gastamos y cómo lo distribuimos se consigue el peso ideal y una forma física óptima a largo plazo.

LA IMPORTANCIA DE REALIZAR UNA DIETA ADECUADA

A la hora de hacer una dieta, si ingerimos menos calorías de las que consumimos, perderemos grasa, pero también músculo. En cambio, si al mismo tiempo entrenamos, obtendremos músculo y quemaremos grasas simultáneamente. Una pauta satisfactoria de pérdida de peso engloba tres condiciones: alimentación controlada, ejercicio cardiovascular y entrenamiento muscular, para estimular el consumo de energía a través de la masa muscular y preparar las articulaciones para un entrenamiento de resistencia.

Los tres factores antes mencionados ayudan a controlar el equilibrio energético, al tiempo que mantienen la salud y la capacidad de rendimiento. A ello hay que sumarle el efecto estético del entrenamiento muscular: los músculos entrenados estilizan su figura, porque tienen un contenido en agua superior. Así se devuelve la firmeza natural a la piel y a los tejidos subcutáneos.

EL ENTRENAMIENTO MUSCULAR

Para impedir la pérdida de masa muscular, es necesario un entrenamiento muscular, al mismo tiempo que se reduce la ingestión de calorías. Además, el entrenamiento muscular estimula fuertemente el metabolismo anabólico, todo proceso de nuestro organismo que sirve para regenerar tejidos. Estos procesos están controlados hormonalmente y, en especial, cuando la ingesta calórica es deficiente, fabrican los tejidos nuevos a costa de depósitos de grasa.

ELIMINAR LA GRASA DEL CUERPO

La grasa sólo se elimina del cuerpo por combustión. El motor de este proceso de combustión es, en primer término, la musculatura. Por lo tanto, quien tiene poca masa muscular, puede quemar poca grasa. Al adelgazar exclusivamente por los efectos de una dieta, el cuerpo recurre a la proteína del músculo en busca de energía. Eso significa que se pierde musculatura. Cuanto más músculo, más grasa se quemará y más fácil resultará perder peso. Así pues, se mantiene la musculatura, incluso si se reduce la ingestión de alimentos.

Un tipo de alimentación inadecuada, consumida en excesiva cantidad, junto a una carencia de esfuerzo muscular, están incrementando el sedentarismo y el número de obesos de nuestra sociedad. El sobrepeso extremo acelera el desarrollo de los problemas asociados con el desgaste natural de la columna y de las articulaciones y puede, al mismo tiempo, desencadenar desórdenes metabólicos insidiosos, que a menudo pasan desapercibidos durante muchos años, pero que pueden tener consecuencias fatales. La presencia prolongada de unos niveles elevados de azúcar en sangre, combinada con una presión arterial alta, puede causar daños severos a los órganos y a los vasos sanguíneos, con lo cual se incrementa el riesgo de sufrir desórdenes circulatorios, derrames cerebrales o dolencias cardíacas coronarias de gravedad e infartos.

ENTRENAMIENTO Y SALUD

El entrenamiento muscular orientado a la salud tiene un efecto positivo en nuestro metabolismo: incrementa la sensibilidad a la insulina de los músculos, disminuye la presión sanguínea sistólica y diastólica, mejora la tolerancia a la glucosa y reduce el tejido adiposo del torso.

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