
La etapa de la jubilación marca un cambio de ritmo importante en la vida de una persona. Tras décadas dedicadas al trabajo y a las responsabilidades familiares, llega por fin el momento de poner el foco en uno mismo. Lejos de ser una etapa de declive, la jubilación puede convertirse en un nuevo comienzo para cuidarse, mantenerse activo y disfrutar de una vida más saludable. De hecho, nunca es tarde para empezar: las personas mayores que incorporan algo de ejercicio en su rutina diaria consiguen reducir las complicaciones de salud respecto a quienes permanecen inactivos. En definitiva, estos años pueden ser ideales para retomar el cuidado de nuestro cuerpo y sentar las bases de una vejez autónoma, plena y con mayor calidad de vida.
Beneficios probados del ejercicio en la tercera edad
Diversos estudios científicos recientes respaldan la importancia de mantenerse activo a partir de los 60 años. Hacer ejercicio de forma regular no solo mejora la condición física, sino que actúa como medicina preventiva frente a múltiples dolencias asociadas a la edad.
A continuación, resumimos algunos beneficios clave del ejercicio en personas mayores, avalados por la evidencia:
- Prevención de enfermedades crónicas: El ejercicio regular ayuda a prevenir y manejar enfermedades comunes de la edad avanzada. Por ejemplo, reduce el riesgo de afecciones cardiovasculares, diabetes tipo 2 e incluso algunos cánceres. Mantenerse activo también contribuye a controlar la hipertensión y a mantener un perfil metabólico más saludable, protegiendo el corazón y prolongando la longevidad.
- Mejora de la salud mental y cognitiva: El ejercicio no solo beneficia al cuerpo, también al cerebro. Numerosas investigaciones encuentran que la actividad física habitual disminuye los síntomas de depresión y ansiedad, mejorando el estado de ánimo general. Asimismo, ayuda a preservar la función cognitiva y la memoria a medida que envejecemos. En adultos mayores, mantenerse en movimiento se asocia con un menor riesgo de demencia y a mejoras en la agilidad mental. Dormir bien también resulta más fácil cuando el cuerpo ha estado activo durante el día.
- Mayor autonomía y equilibrio: Uno de los mayores temores al envejecer es perder la independencia. La buena noticia es que el ejercicio regular fortalece músculos y huesos, ayudando a mantener la movilidad y la capacidad funcional para las actividades cotidianas. Por ejemplo, entrenar la fuerza retrasa la pérdida natural de masa muscular y mejora la estabilidad, lo cual reduce el riesgo de caídas y fracturas en la tercera edad. Un amplio meta-análisis reciente comprobó mejoras significativas en prácticamente todas las áreas de la función física (fuerza de piernas y brazos, equilibrio, velocidad al caminar, flexibilidad, etc.) al dedicar solamente unas 2–3 horas semanales al ejercicio. Esta mejora en nuestra capacidad física se traduce en una vida más autónoma.
- Alivio de dolores articulares: Lejos de “gastarse”, las articulaciones necesitan movimiento para conservar su funcionalidad. Según expertos en reumatología, “las articulaciones se vuelven rígidas si no se usan, y la inactividad solo empeora la rigidez y el dolor”. Por ello, mantenerse activo es una de las mejores terapias para problemas comunes como la artrosis. Incluso ejercicios suaves de bajo impacto pueden disminuir notablemente las molestias: en un programa de 8 semanas con adultos mayores artrósicos, el 84 % de los participantes reportaron tener menos dolor y el 95 % menos rigidez tras realizar ejercicios adaptados regularmente. Además de la mejora física, muchos referían mejoría en el ánimo y la confianza para moverse sin miedo. En resumen, el ejercicio adecuado actúa como un analgésico natural y mejora la calidad de vida de quienes sufren dolores crónicos.
- Más energía y control de peso: Desmontemos de una vez el mito de que el descanso conserva la energía. La realidad es que la actividad física habitual aumenta los niveles de energía diarios. Al moverse, el cuerpo libera endorfinas y activa el metabolismo, lo que nos hace sentir más despiertos y vitales. Asimismo, ayuda a controlar el peso corporal, evitando el sobrepeso que puede agravar otros problemas de salud. Muchos adultos mayores notan que, al incorporar caminatas u otros ejercicios en su rutina, mejoran su resistencia al esfuerzo y recuperan energías para disfrutar de sus hobbies y tiempo libre.

Consejos para comenzar a entrenar de forma segura en la jubilación
Dar el primer paso hacia una vida físicamente más activa puede generar dudas, especialmente si no se tiene experiencia previa en el gimnasio o han pasado años desde la última vez que uno se ejercitó.
A continuación, presentamos algunas recomendaciones prácticas para comenzar a entrenar en esta etapa de manera segura y efectiva:
- Consulta con tu médico de cabecera: Antes de iniciar cualquier programa de ejercicio, es recomendable hacerse un chequeo médico. Un profesional de la salud podrá evaluar tu condición general, controlar factores de riesgo (presión arterial, glucosa, colesterol) y darte luz verde o indicaciones específicas. Esto es especialmente importante si padeces alguna condición crónica (como cardiopatías, hipertensión o diabetes) o llevas mucho tiempo inactivo. Tener una aprobación médica te dará confianza y un punto de partida seguro para comenzar.
- Empieza de menos a más: En la jubilación, el objetivo no es batir récords, sino mejorar la salud gradualmente. Comienza con actividades suaves y de baja intensidad, como caminar diariamente 20–30 minutos, nadar relajadamente o practicar ejercicios de movilidad en casa. Escucha a tu cuerpo: si algo duele más de lo normal o te sientes demasiado fatigado, modera el ritmo. Recuerda que la constancia vale más que la intensidad. Poco a poco podrás aumentar la duración o el ritmo de los ejercicios a medida que ganes condición física. Las mayores ganancias se observan cuando una persona sedentaria comienza a moverse regularmente, incluso con ejercicio moderado, así que no hace falta excederse; lo importante es mantenerse activo cada semana.
- Elige actividades que disfrutes: La mejor rutina de ejercicio es aquella que puedes mantener en el tiempo. Aprovecha esta etapa para probar diferentes actividades hasta encontrar las que más te gusten: bailar, dar paseos por el parque, andar en bicicleta, practicar yoga suave o pilates, apuntarte a clases de gimnasia de mantenimiento para mayores, etc. Si te divierte y se adapta a tus capacidades, será más fácil que el ejercicio se vuelva un hábito esperado y no una obligación. Además, considera incorporar actividades sociales: entrenar en grupo, salir a caminar con amigos o unirse a un club de senderismo para seniors puede hacer el ejercicio más ameno y motivador.
- Combina ejercicios aeróbicos y de fortalecimiento: Un programa completo de ejercicio debe incluir tanto actividad cardiovascular como trabajo de fuerza muscular. El ejercicio aeróbico (como caminar a buen paso, nadar, montar en bicicleta o incluso realizar tareas de jardinería activamente) mejora la resistencia, el corazón y los pulmones. Por su parte, los ejercicios de fuerza (como entrenamiento con máquinas, con bandas elásticas o con mancuernas) ayudan a fortalecer músculos y huesos, lo que es crucial para mantener la autonomía y prevenir caídas. No temas al entrenamiento de fuerza por la edad: con la guía adecuada, hasta personas de 90 años pueden levantar peso y obtener beneficios en estabilidad y equilibrio. Complementa la rutina con ejercicios de flexibilidad y equilibrio (estiramientos, tai chi, yoga) para conservar la movilidad articular y la agilidad. Esta combinación integral te ayudará a cubrir todos los aspectos de tu salud física.
- Apóyate en profesionales y programas especializados: Si no sabes por dónde empezar o tienes necesidades específicas (por ejemplo, problemas de espalda, artrosis, osteoporosis), considera buscar asesoramiento profesional. Un entrenador personal o fisioterapeuta con experiencia en adultos mayores puede diseñar un plan a tu medida, enseñarte la técnica correcta y acompañarte durante el entrenamiento, asegurando que sea efectivo y seguro. Hoy en día existen centros especializados como Wunder Training que ofrecen un enfoque integral para la salud de las personas mayores: desde entrenamiento físico guiado y programas de fortalecimiento de espalda, hasta fisioterapia y control médico preventivo. Contar con este tipo de apoyo puede marcar una gran diferencia, ya que te sentirás más seguro y motivado al ejercitarte bajo supervisión experta, aprovechando al máximo cada sesión sin miedo a lesionarte.
- Sé constante y celebra tus progresos: La regularidad es la clave para ver resultados. Intenta establecer una rutina semanal fija de actividad, reservando momentos del día que te resulten cómodos, por ejemplo, por la mañana después de desayunar o al atardecer. Al principio puede costar, pero con el tiempo el cuerpo se acostumbra y te pedirá movimiento. Registra tus avances para mantener alta tu motivación: quizás al inicio solo puedes caminar 5 manzanas, pero tras un mes logras 15 o notas que ya puedes jugar con tus nietos sin sentirte tan cansado. Cada pequeño logro es un paso hacia una vida más sana, ¡celébralos! Y si por algún motivo un día te saltas la actividad, no te desanimes: retoma al día siguiente. La constancia dará frutos que notarás en tu calidad de vida y en tu bienestar.

Conclusión
La jubilación es el comienzo de una etapa llena de posibilidades para tu salud. Lejos de ser un período de inactividad, ofrece el tiempo y la oportunidad para enfocarse en el cuidado de tu cuerpo y en prevenir dolencias mediante el ejercicio y la actividad física.
Como hemos visto, nunca es tarde para empezar: el ejercicio físico es medicina para el corazón, la mente y las articulaciones, y sus beneficios están respaldados por la ciencia, desde la prevención de enfermedades crónicas hasta la mejora del estado de ánimo y la reducción del dolor.
Dar el paso hacia una vida físicamente activa puede parecer desafiante al inicio, pero actualmente cuentas con recursos y apoyos para lograrlo. Rodéate de profesionales que te guíen, escucha a tu cuerpo y disfruta del proceso. Cada caminata, cada ejercicio en el gimnasio o clase de baile suma para que te sientas más fuerte, independiente y lleno de energía.
¿El mejor momento para empezar a cuidarte? Hoy mismo.
Mantenerse en movimiento es clave para disfrutar de una jubilación feliz y con salud. ¡Anímate y dale a tu cuerpo la oportunidad de demostrarte todo lo que aún es capaz de hacer!
Referencias
- Valenzuela PL, Saco-Ledo G, Morales JS, Gallardo-Gómez D, Morales-Palomo F, López-Ortiz S, Rivas-Baeza B, Castillo-García A, Jiménez-Pavón D, Santos-Lozano A, Del Pozo Cruz B, Lucia A. Effects of physical exercise on physical function in older adults in residential care: a systematic review and network meta-analysis of randomised controlled trials. Lancet Healthy Longev. 2023 Jun;4(6):e247-e256. doi: 10.1016/S2666-7568(23)00057-0. Epub 2023 May 11. PMID: 37182530.
- https://newsnetwork.mayoclinic.org/discussion/mayo-clinic-minute-aging-and-the-benefits-of-exercising/#:~:text=He%20says%20just%20adding%2030,activity%20daily%20can%20be%20beneficial
- https://www.health.harvard.edu/heart-health/advice-for-aging-exercise-enthusiasts#:~:text=doing%20regular%2C%20moderate,at%20levels%2010%20times%20more
- https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/physical-activity#:~:text=,postpartum%20depression%20and%20newborn%20complications